El escenario que reflejan los
monopolios mediáticos y que solo contemplan el ámbito de la Capital del país, atemoriza
a cualquiera y genera socialmente un imaginario apocalíptico, manejando la idea
de que sin un arma uno se encuentra desprotegido e inseguro. Sin embargo, y
antes de ajustar aquella realidad a la nuestra, es preciso analizar la propia antes
de apresurarnos a sacar conjeturas.
Norberto Righetti es un
reconocido comerciante de la ciudad, que hace más de treinta años se dedica al
rubro armamentístico, conoce como ninguno los cambios y el verdadero contexto que
se vive al respecto en San Francisco. “Lo que pasa es que la información se
toma desde Buenos Aires, de Clarín, Nación. Y no es así la cosa, la información
en San Francisco, no es la misma que en la Capital”, asegura el hombre.
La inseguridad, claro está, no es
un problema que inquieta sólo en Buenos Aires. En nuestra ciudad hay, según
Righetti, personas que quieren tener un arma para defensa propia, pero no
tienen idea de qué se trata ni cómo usarla. “Acá viene mucha gente a comprar
porque está harto de que le roben, pero a qué costo usarla si entran a robarle.
Cuando vienen a comprar tenés que ser un poco psicólogo y otro poco adivino”,
confiesa el comerciante.
En la ciudad se registró en el
último tiempo un aumento de alrededor del 15% en ventas de armas largas de uso
deportivo. Es decir, personas que realizan caza deportiva o tiro en el
polígono. Norberto explica que las armas cortas o denominadas de guerra se
venden en menor proporción y nunca registraron un aumento.
Respecto a la compra de armas, Righetti
afirma que no cualquiera puede hacerlo, que eso es una gran mentira. Pues deben
pasar un exhaustivo control policial, médico y finalmente del Renar, organismo
gubernamental encargado de registrar, fiscalizar y controlar toda actividad
vinculada con las armas de fuego en el país.
Además de ser mayor de 21 años,
quien desee ser portador de un arma de fuego debe cumplimentar una serie de
requisitos obligatorios. Con el DNI de la persona se entra a un sistema on line
que le toma todos los datos al interesado, se saca un formulario y con eso debe
ir a la policía, allí le toman las huellas digitales y le dan el certificado de
reincidencia. Con eso se pide a Buenos Aires los antecedentes de la persona, el
trámite demora entre 30 y 40 días.
“Entonces cuando está todo en
orden desde allá, se le entrega a la persona un formulario para un apto psicofísico,
para llenar un psicólogo y un médico clínico. Se completa otro certificado más
y se manda, una vez que el Renar recibe todo eso, y si está en orden se emiten
tres tarjetas, la de legítimo usuario, la de tenencia del arma y la del consumo
de balas. Ahí se anotan todos los movimientos de las balas que vos compras. Cada
arma va con su credencial y con el consumo de las balas”, explica Righetti.
Todas las armas de fuego necesitan
ser registradas, excepto los rifles de aire comprimido y a gas. Hay diferentes
tipos de armas, carabinas, revólveres, pistolones y distintos calibres, 22
corto, 22 largo y 32 que son armas de
uso civil. También de 38, 45, 9 mm, 308, todo eso es arma de guerra. La diferencia
es la munición, la potencia es otra cosa, refiere el hombre.
“Cuando viene alguien a comprar
ya me doy cuenta enseguida cual es su objetivo”, asevera Norberto. Recuerda algunas
situaciones difíciles que le tocaron vivir respecto a compradores, aunque una
vez que obtuvieron su permiso, tanto él como sus hijos que están al frente del
negocio, ya no son responsables de lo que la persona haga con el arma. Aun así,
este es uno de los motivos por el que las armerías son mal vistas y su imagen se
ha oscurecido.
Hace 20 años atrás era mucho más
sencillo comprar un arma, pues no era un trámite tan extenso, en el mismo día
podía llevársela y registrarla personalmente en la policía. Algunos creen que
la modalidad no ha cambiado, pero hoy es más complicado llegar a ser portador
de un arma. “Hay personas apuradas por tenerla, pero de ningún modo para salir
a matar, sino porque se acerca la temporada de caza”, cuenta.
Aunque la matanza de Denver haya
conmocionado al mundo y producido un inesperado crecimiento de ventas de armas en
Estados Unidos, en Buenos Aires no tuvo la misma repercusión ni tampoco en
Córdoba, pues mucho menos en San Francisco. Este dato, aportado por Norberto
Righetti nos ayuda a derribar otro mito, la agenda de los grandes medios dista
enormemente de la nuestra, no miremos tan allá, la realidad está mucho más
cerca.