Ellos son Walter Tonini y Juan Manuel Frattari, dos jóvenes ingenieros que obtuvieron su título con un excepcional trabajo de tesis. Desarrollaron un modelo de generador de electricidad a partir de la energía de los vientos. Este aerogenerador es de baja potencia, económico y pensado para el uso doméstico, con el fin de reducir costos y aprovechar este tipo de energía renovable.
Juan Manuel y Walter en FMR 90.7 |
El novedoso proyecto fue una tesis de grado de la carrera de Ingeniería Electromecánica de la Universidad Tecnológica Nacional de San Francisco. La consigna requería hacer algo original y que se adapte a un uso ya sea industrial o doméstico. La ingeniosa idea surgió como inquietud radicada durante la época de cortes de luz en el verano de 2010 y 2011, un aerogenerador eólico para uso doméstico de fácil acceso e instalación.
“Quisimos desarrollar un generador barato en comparación a otros países, con una pequeña potencia que se adapte como un teléfono celular”, explicó uno de los ingenieros. Acerca del funcionamiento, Walter dijo: “Es un generador eléctrico que funciona con imanes permanentes, el viento primero pasa por las aspas, después pasa por una cola o un timón para reorientarse y captar esa energía de viento”.
Así se vería el aerogenerador |
La importancia de la energía eólica como energía alternativa es por supuesto la disponibilidad de los vientos. Y aunque hay muchas zonas donde no hay vientos disponibles, sino solo brisas, los jóvenes pudieron lograr que funcione a bajas velocidades de vientos, 36 o 45 km/h y captar esa energía que transporta. “Esto lo hicimos para, alrededor de 500 watt o sea sería para una heladera, un televisor, una computadora y un par de luces. En promedio, con una buena velocidad de viento y todas las condiciones bien dadas”, manifestó Juan Manuel.
El 87% de los componentes del generador son comerciales y nacionales. En cualquier punto del país se podría armar, un electricista podría colocarlo e instalarlo, como se instala un aire acondicionado. Está pensado de esa manera e incluso, según indicaron Walter y Juan Manuel, puede adaptarse a un sistema híbrido con paneles solares. Se complementan, pueden funcionar juntos, siempre y cuando vayan al mismo punto o a la red.
El bajo costo del aerogenerador permitiría insertarse en el mercado sin problemas, de rápida amortización, sencilla instalación y uso, y uno de los principales atributos, libre de mantenimiento. Por otra parte, los ingenieros mencionaron la ventaja desde el punto de vista de las grandes empresas y su responsabilidad con el medioambiente. Pues indicaron que el aerogenerador inmerso en un paisaje capta la atención y brinda un sentimiento de paz y armonía. Además resalta el compromiso con la ecología del propietario.
“Se han instalado en grandes ciudades en edificios, es una forma de marketing, `energía limpia´. Entonces da a pensar que el empresario tiene una importante conciencia por el medioambiente y de paso da una imagen de rescate ecológico, un impacto visual más favorable”, argumentaron los profesionales. Por supuesto, es importante promover el uso de energías renovables, más allá de la imagen.
La idea se plasmó sobre una necesidad, la de poder contar con energía eléctrica, aun cuando la ciudad quede sin luz. Crearon un producto que es caro en el exterior, pero pretenden nacionalizar, hacerlo barato, confiable, que sea libre de mantenimiento y sencillo de instalar. Según los costos de energía actuales, los aerogeneradores se amortizarían en tres o cuatro años. Además, se pueden colocar varios en una vivienda y cuando no se esté utilizando o no haya viento, la energía se podría almacenar.
Lo que falta
“Lo que no contemplamos en nuestro trabajo es la parte de acumulación y conversión, ahí faltaría que algún electrónico se anime, se acople a nuestro proyecto para continuarlo”, explicó uno de los ingenieros. Por otra parte, según plantearon los jóvenes sería bueno que alguna gran empresa se animara a invertir en este proyecto y no sólo piensen en grandes generadores de uso industrial.
En Estados Unidos hay un equivalente de este aerogenerador que tiene un costo aproximado de ocho mil dólares, la creación nacional de los ingenieros alcanzaría un valor de mil quinientos dólares. Uno de los pilares en los que se basó este trabajo fue la accesibilidad, es decir, que cualquiera pueda contar con un generador de uso doméstico. “Con el viento que hay en el sur de nuestro país podríamos abastecer de energía a toda Argentina. La energía eólica que hay en la Patagonia es mucha, hay que aprovecharla”, finalizaron Tonini y Frattari.
El trabajo de estos muchachos es sin dudas una excelente iniciativa que debería ser continuada y desarrollada en su totalidad, una idea que si fuese absorbida por el Estado generaría en la sociedad conciencia sobre el cuidado del ambiente y promovería el aprovechamiento de energías renovables. Un ejemplo a imitar, que demuestra que aunque muchas veces lo sintamos en contra, hay viento a favor.
felicitaciones.un abrazo compadre.sebastian
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