viernes, 3 de agosto de 2012

SAN FRANCISCO NO ES DENVER

Aunque los grandes medios de comunicación nacionales muestren el aumento de ventas de armas, proporcional al aumento de la inseguridad en el país, y algunos medios locales lo reproduzcan, la realidad sanfrancisqueña es otra. Si bien en nuestra ciudad se ha producido en los últimos cinco años un incremento de ventas en las armerías, es correspondiente al crecimiento de las disciplinas deportivas en el rubro.



El escenario que reflejan los monopolios mediáticos y que solo contemplan el ámbito de la Capital del país, atemoriza a cualquiera y genera socialmente un imaginario apocalíptico, manejando la idea de que sin un arma uno se encuentra desprotegido e inseguro. Sin embargo, y antes de ajustar aquella realidad a la nuestra, es preciso analizar la propia antes de apresurarnos a sacar conjeturas.

Norberto Righetti es un reconocido comerciante de la ciudad, que hace más de treinta años se dedica al rubro armamentístico, conoce como ninguno los cambios y el verdadero contexto que se vive al respecto en San Francisco. “Lo que pasa es que la información se toma desde Buenos Aires, de Clarín, Nación. Y no es así la cosa, la información en San Francisco, no es la misma que en la Capital”, asegura el hombre.

La inseguridad, claro está, no es un problema que inquieta sólo en Buenos Aires. En nuestra ciudad hay, según Righetti, personas que quieren tener un arma para defensa propia, pero no tienen idea de qué se trata ni cómo usarla. “Acá viene mucha gente a comprar porque está harto de que le roben, pero a qué costo usarla si entran a robarle. Cuando vienen a comprar tenés que ser un poco psicólogo y otro poco adivino”, confiesa el comerciante.

En la ciudad se registró en el último tiempo un aumento de alrededor del 15% en ventas de armas largas de uso deportivo. Es decir, personas que realizan caza deportiva o tiro en el polígono. Norberto explica que las armas cortas o denominadas de guerra se venden en menor proporción y nunca registraron un aumento.

Respecto a la compra de armas, Righetti afirma que no cualquiera puede hacerlo, que eso es una gran mentira. Pues deben pasar un exhaustivo control policial, médico y finalmente del Renar, organismo gubernamental encargado de registrar, fiscalizar y controlar toda actividad vinculada con las armas de fuego en el país.

 Requisitos para ser portador

Además de ser mayor de 21 años, quien desee ser portador de un arma de fuego debe cumplimentar una serie de requisitos obligatorios. Con el DNI de la persona se entra a un sistema on line que le toma todos los datos al interesado, se saca un formulario y con eso debe ir a la policía, allí le toman las huellas digitales y le dan el certificado de reincidencia. Con eso se pide a Buenos Aires los antecedentes de la persona, el trámite demora entre 30 y 40 días.

“Entonces cuando está todo en orden desde allá, se le entrega a la persona un formulario para un apto psicofísico, para llenar un psicólogo y un médico clínico. Se completa otro certificado más y se manda, una vez que el Renar recibe todo eso, y si está en orden se emiten tres tarjetas, la de legítimo usuario, la de tenencia del arma y la del consumo de balas. Ahí se anotan todos los movimientos de las balas que vos compras. Cada arma va con su credencial y con el consumo de las balas”, explica Righetti.

Todas las armas de fuego necesitan ser registradas, excepto los rifles de aire comprimido y a gas. Hay diferentes tipos de armas, carabinas, revólveres, pistolones y distintos calibres, 22 corto, 22 largo y 32  que son armas de uso civil. También de 38, 45, 9 mm, 308, todo eso es arma de guerra. La diferencia es la munición, la potencia es otra cosa, refiere el hombre.

“Cuando viene alguien a comprar ya me doy cuenta enseguida cual es su objetivo”, asevera Norberto. Recuerda algunas situaciones difíciles que le tocaron vivir respecto a compradores, aunque una vez que obtuvieron su permiso, tanto él como sus hijos que están al frente del negocio, ya no son responsables de lo que la persona haga con el arma. Aun así, este es uno de los motivos por el que las armerías son mal vistas y su imagen se ha oscurecido.

Hace 20 años atrás era mucho más sencillo comprar un arma, pues no era un trámite tan extenso, en el mismo día podía llevársela y registrarla personalmente en la policía. Algunos creen que la modalidad no ha cambiado, pero hoy es más complicado llegar a ser portador de un arma. “Hay personas apuradas por tenerla, pero de ningún modo para salir a matar, sino porque se acerca la temporada de caza”, cuenta.

Aunque la matanza de Denver haya conmocionado al mundo y producido un inesperado crecimiento de ventas de armas en Estados Unidos, en Buenos Aires no tuvo la misma repercusión ni tampoco en Córdoba, pues mucho menos en San Francisco. Este dato, aportado por Norberto Righetti nos ayuda a derribar otro mito, la agenda de los grandes medios dista enormemente de la nuestra, no miremos tan allá, la realidad está mucho más cerca.