viernes, 13 de julio de 2012

“VOLVER A VIVIR” EN SAN FRANCISCO

Desde que el casino llegó con sus luces tentadoras y una música intrigante a nuestra ciudad, fue foco de una de las peores enfermedades, la ludopatía. Hombres y mujeres embelesados aguardan en la vereda que esas dos grandes puertas se abran para saber si aquél día será de buena racha o en el peor de los casos dejarán todo en unos cuantos tiros. Por eso, el lunes 6 de agosto comenzará a funcionar en San Francisco un grupo de autoayuda para jugadores que tengan intenciones de abandonar estos hábitos dañinos.  

En Pellegrini 458, a las 20 horas podrán asistir en forma anónima a “Volver a vivir”, un nuevo grupo de autoayuda para recuperarse de esta enfermedad a la que se entra parsimoniosamente y de la que cuesta mucho esfuerzo salir.  La idea de formar este grupo surgió de Alfredo, un jugador en vías de recuperación que asiste hace diez meses a uno similar en la ciudad de Córdoba. Allí leen literatura referida al tema, debaten y luego cada integrante da su testimonio. La modalidad en San Francisco será la misma, cada reunión tendrá una duración de dos horas.
Se trata de una organización sin fines de lucro que no recibe ayuda de ninguna clase, ni religiosa ni política ni profesional. “Esto milagroso no es, no es tratado por profesionales, es autoayuda, es exactamente igual que alcohólicos anónimos”, explica Alfredo. Cada tanto asistirá algún profesional para orientar y dar charlas al respecto, pero no estará en todas las reuniones.
Cuando se ingresa por primera vez hay un sistema de veinte preguntas que se le hacen a la persona, una especie de test, si contesta siete de esas preguntas, ya se considera jugador. Asegura el hombre que quien  va es porque realmente está en el juego, desde el grupo se tratará de ayudar al que quiera. Claro que es importante darse cuenta de que el juego está cambiando su vida, sus costumbres, sus relaciones y tener ganas de volver a ser el de antes.
La gente interesada en saber de estos grupos muchas veces no es la persona afectada, sino su entorno familiar que ven como arruina su vida y la de todos. Alfredo tendrá habilitado un teléfono celular para llamar las 24 horas y una casilla de mail para que evacuen todas sus dudas respecto de esta agrupación que está formándose. El número para llamar es 03564-15656362 y la dirección de mail es jasfcovolveravivir@hotmail.com.
En Córdoba, el 80% de la gente que asiste al grupo perdió la familia, perdió bienes. Algunos, manifiesta Alfredo, perdieron la mujer, el matrimonio. La ludopatía no es una enfermedad que afecte solo a un determinado sector, muy por el contrario, no distingue sexo ni edad, tampoco clase social. “Que se arrimen al grupo, que llamen y consulten, el celular va a estar prendido siempre, que no tenga miedo, vergüenza, porque más vergüenza es perder la familia, es más doloroso aun”, declara el mentor.
En San Francisco, el casino ya se llevó seis vidas, sería más sensato que el  Estado tomara cartas en el asunto para prevenir esta enfermedad e impedir que la gente pierda todo, mientras los grandes monstruos se llenan los bolsillos. Es lógico que en los juegos de azar sea mucho más lo que podemos perder que lo que hay para ganar.

LA VIDA NO ES UN JUEGO
Alfredo es un jugador en proceso de recuperación que desde hace diez meses concurre a un grupo de autoayuda en Córdoba. Comenzó con su enfermedad cuando abrió el casino en la ciudad, entró a conocer, jugó una ficha, ganó y desde ese momento se convirtió en una adicción para él. “Me pasaba el día entero jugando, iba los domingos a la mañana antes de que abriera y esperaba en la puerta”, cuenta el hombre.
El juego, según Alfredo, le ocasionó muchas peleas con su esposa a quien no le gustaba en absoluto asistir al casino. “Jamás una pelea con mi señora en treinta y pico de años que estamos casados y terminamos peleando por el casino”, confiesa el señor. Quien asegura que debió solicitar la autoexclusión del lugar. Él mismo, al sentirse preso de su enfermedad lo pidió, con ello se le impide el ingreso por dos años, en caso de que quiera entrar es retirado por personal de seguridad.
“Uno firma, va un testigo, con una foto y por dos años no te dejan entrar, si vos entrás te sacan, te saca la policía de buena manera, pero te saca. Yo en ese tiempo no fui para nada, por vergüenza, porque te sacan, acá nos conocemos todos, pero me iba a jugar a otro lado”, revela el hombre. Y agrega: “Una vez fuimos a Villa María y se me antojó ir al casino, peleamos y me fui. En lugar de una hora, estuve tres y ahí dije basta, esto no va más”.
Alfredo es remisero y gran parte de su ganancia, sino el total, la destinaba al juego. “Tengo un gasto importante yendo todas las semanas al grupo en Córdoba, pero no se compara con lo que gastaba en el casino, pensé que si a mí me sirvió, por qué no ayudar a otro que esté en la situación en la que me encontraba”, se sincera el sanfrancisqueño. Además cuenta que logró hacerse un departamento para alquilar y que la vida en sí, la diversión cuando sale con su esposa en mucho más linda que antes.
Hay personas que hace cinco  o seis años van al grupo de jugadores anónimos y han caído otra vez, pues la ludopatía no tiene cura, es una enfermedad que se trata. Y este grupo es una buena oportunidad para quienes se reconocen como adictos al juego, ya que a través de esto podrán comenzar nuevamente a vivir. Tal como lo manifestó Alfredo, quien con mucho orgullo cuenta su historia, que seguramente servirá de ejemplo para personas afectadas.
Hace diez meses que asiste al grupo y el cambio en su vida fue muy notorio, “es realmente volver a vivir”, dice Alfredo. Dentro de los testimonios de la gente que asiste, relata el hombre, hay casos escalofriantes de personas que se quisieron matar, otras que dejaron a la esposa tirada en el piso con un ataque y se fueron al casino. Sin dudas hay cientos de casos como estos en nuestra ciudad, sería bueno que se acerquen sin ningún tipo de prejuicio ni vergüenza y comprueben lo que este sanfrancisqueño refiere en carne propia.

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