A partir de las 9.30 de la mañana se llevó a cabo en Tribunales de la ciudad de San Francisco, la segunda jornada del juicio a María Cristina Gazzera, la maestra jardinera que abandonó a su bebé en las calles de Arroyito. El pasado 8 de octubre se cumplió un año del episodio que dejó atónitos a todos los vecinos de la zona y a cuantos se anoticiaban de lo sucedido. Esta mujer de 30 años dio a luz sin ayuda de terceros y dejó a su hijo recién nacido en un baldío. Salvador, como llamaron al pequeño, hoy se encuentra en perfecto estado.
Frente a una sala colmada, a doce personas observando, analizando y sacando conclusiones y a un tribunal muy atento, María Cristina no dejó ni un instante de lagrimear, se mostraba angustiada, dolida, con la cabeza gacha. Pues cada vez que nombraban a la criatura y al hecho en sí, explotaba en llanto.
La mañana de miércoles presentó tres testimonios con un contenido muy rico y de suma importancia para ir bosquejando cuál será el destino de la docente. Hoy comparecieron en la audiencia tres profesionales del área de la salud mental que tuvieron a cargo las pericias psiquiátricas de Gazzera. La primera de las testigos estuvo a cargo del control de las pericias, forma parte del área Psicología Forense de Córdoba.
La profesional relató de manera simple pero a la vez técnica y por cierto muy pedagógica cuales fueron los resultados que arrojaron las pericias. La licenciada explicó que se le realizaron 4 o 5 entrevistas en las que la mujer colaboró mucho. Allí se determinó que Gazzera padece de trastorno disociativo de la personalidad, que unido a otros factores la llevaron a cometer tal acto. Este trastorno al cual se refiere la psicóloga es un mecanismo defensivo que la persona utiliza para protegerse de lo que le resulta angustioso.
La perito aseguró que nunca había visto en ninguna persona una disociación tan marcada. La maestra vivía en una realidad diferente que ella misma construyó para tomar distancia de lo que acontecía en su entorno. La testigo afirmó que María Cristina es una persona sumisa y sometida constantemente a los deseos de quienes la rodeaban. La madre de Gazzera le repetía siempre que no tuviera más hijos, y ella siempre intentaba no decepcionar a su entorno.
Los tres profesionales coincidieron en que la mujer no adviertía una personalidad histérica, psicopática ni perversa. Pasado un tiempo pidió conocer a la criatura, “la embarga un gran sentimiento de culpa”, aseguró la primer testigo del día. Al ser consultada por el Fiscal Pezzano acerca de si la mujer había premeditado lo que iba a hacer, respondió que no, pues no era consciente de lo que hacía, había construido su propia realidad.
La segunda psicóloga que dio testimonio, coincidió con los dichos de su colega que le precedió. A lo que agregó que esta disociación le permitió separar el dolor físico, ya que no sintió miedo no sufrió el parto, ni estuvo cansada como cualquier mujer que da a luz. Por el contrario, nadie la asistió, ella misma cortó con una tijera el cordón umbilical, higienizó y puso un pañal al bebé, luego ella se bañó, limpió la casa y se fue con el niño.
La testigo, de acuerdo a las pericias, hizo una síntesis de la situación que vivía María Cristina. A ella le costaba quedar embarazada porque tiene un virus que afecta al niño y puede perderlo en el primer trimestre o en el último trimestre de embarazo, perdió un bebé y luego, más adelante tuvo una niña. Cuando su hija nace, su marido cae en una depresión muy profunda por seis meses, en ese tiempo ella debió cargar al hombro a su familia y ser sostén de ella. Allí las profesionales indicaron que este podría ser el motivo por el que Gazzera ocultaba su embarazo.
Al momento de la pericia, los peritos determinaron que ella padecía de amnesia disociativa ocasionada por un momento traumático de su vida, ella no comprendía lo que sucedía ni lo que estaba haciendo. A esto último y al anterior relato adhiere el doctor Quiroga, perito psiquiatra de control, último testigo de la jornada.
El doctor aseguró que no existió una secuencia lógica de la conducta, que lo que la mujer expresó en las pericias fue por toda la información que ya tenía de lo acontecido, pues las pruebas se realizaron 8 meses después del hecho. De otra manera el estado disociativo no le hubiese permitido recordar nada, porque según Quiroga en estos casos existe una negación interna psíquica.
Nuevamente en la sala surgió el interrogante de si el abandono del niño fue un hecho premeditado. El médico dijo que no. Sucedió que ella nunca pudo asumir la secuencia del embarazo y actuó dentro de su propia confusión. Más aun sabiendo lo que podía llegar a sucederle en el parto, “si ella lo hubiese premeditado, sin dudas hubiera tomado precauciones”, finalizó el psiquiatra.
Una jornada dedicada a la salud mental de la maestra y a despejar grandes dudas respecto de los trastornos. Los demás testigos que habían citado, no comparecieron en Tribunales, por esta razón, pasadas las 13.30 se dio por finalizada la audiencia y se determinó que se incorporarán las lecturas de las declaraciones de los ausentes. Mañana jueves llegarán las conclusiones de las partes.
María Cristina no sabía que era parte de dos mundos, pues ella misma se construyó uno con grandes barreras que impedían el dolor, el sufrimiento, la pena, sin saber que no era real, sino producto de su propia mente.
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