El grave hecho ocurrido el viernes pasado, en el que un adolescente de una escuela baleó a un par de otro establecimiento en plena luz del día, dejó muchos interrogantes y sembró el pánico entre los padres. Pues la inseguridad traspasó todas las fronteras y la violencia parece ser la asignatura mejor aprehendida. Las autoridades de los colegios involucrados se muestran herméticas en cuanto a información que brindan, aguardan que el Ministerio de Educación, la inspección, el gremio y demás entes superiores, bajen órdenes y aúnen sus posturas en un solo discurso.
A una semana del episodio, ni el municipio, ni el gremio ni tampoco los directivos de la Escuela Olmos dieron explicaciones de lo ocurrido, el silencio acrecienta la incertidumbre. 90.7 estuvo en las dos escuelas partes, para saber qué medidas preventivas tomarán de ahora en más, para que hechos violentos de esta índole no vuelvan a ocurrir. En la Ipem 50, donde asiste el joven agresor, no recibimos atención, pues la directora junto a docentes se encontraban en reunión. Por el lado de la Escuela Normal, donde concurre el joven agredido, su directora Mónica Giletta dialogó con nosotros.
La mujer explicó que en el establecimiento que dirige, se previenen hechos violentos por medio del gabinete pedagógico y del grupo de preceptores, que intentan detectar problemas de diferente naturaleza entre el alumnado. También relató que hay chicos que se acercan a algún adulto cuando tienen un inconveniente o ven venir alguna situación difícil.
“Hay muchas cuestiones, uno cuando los chicos están fuera del radio de la escuela no puede hacer nada. Muchas veces cuando somos alertados por otros alumnos de que algo va a pasar, llamamos al Comando”, contó la directora. Comentó que a menudo los chicos se acercan a ellos porque están asustados, entonces los hacen permanecer en el lugar hasta que viene algún padre a retirarlo.
Los alumnos salen a las 12.30 todos los días, pero el viernes pasado, al parecer, habían salido antes por ausencia de un profesor. “Los directivos salimos con los chicos y controlamos que no haya situaciones extrañas ni alumnos de otros colegios”, relató Giletta. Y agregó que mientras puedan evitar grescas y enfrentamientos entre alumnos de distintos colegios, lo harán, el problema surge cuando salen del radio visual que tienen desde la vereda y las ventanas de la dirección.
En pleno diálogo, la mujer rememoró una situación violenta que pudieron evitar en la escuela, dijo: “Unos años atrás se vivió un episodio entre alumnas, que dos iban a agarrar a otra con una navaja. Entonces no paso a mayores porque fuimos alertados, pero en este caso para actuar, hacer algo debemos esperar al Ministerio, la Inspección, el gremio, es verticalista, la orden tiene que venir de arriba. Yo pedí permiso para suspenderlas por 15 días porque los padres estaban con miedo por sus hijos”.
Expulsarlos no es la solución
La expulsión de los jóvenes violentos de los establecimientos educativos sería una forma cómoda de desligarse del problema; aislarlo del sistema educativo, impedirle la inserción social, no es la solución. La escuela es un espacio de contención, de sociabilización y aprendizaje, donde el joven pasa la tercera parte del día. Más allá de las medidas que cada establecimiento tome respecto del hecho, la escuela debe un espacio de inclusión, no de exclusión.
Afortunadamente el joven que recibió el impacto de bala, se encuentra bien y no tuvimos que lamentar mayor gravedad. La docente Giletta se mostró muy preocupada con la situación y manifestó solidaridad con los directivos del Ipem 50. Y finalizó: “Después de este episodio estamos mucho más alertas por situaciones riesgosas. Hoy pasó con un niño de otra escuela, pero podría haber sido aquí”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario