El abuso sexual es uno de los flagelos más grandes a la integridad y
dignidad de las personas y a menudo se conocen más casos, incluso protagonizados
por depravados que ya cumplieron su condena. Salen a las calles e intentan
insertarse socialmente, pero las estadísticas indican un alto porcentaje de
reincidencia. El problema radica en que podemos encontrarlos en cualquier
parte, en el trabajo, en la confitería o tal vez a la vuelta de la esquina. Durante
la intendencia del Dr. Madona, la Concejal Olga Ficetti instaló el tema y
plateó la necesidad de contar con un registro de violadores, sin embargo ante
la negativa de gran parte del Concejo, la idea no prosperó.
La multiplicación de casos o tal
vez de denuncias y la difusión masiva de agresiones sexuales,
principalmente a niños en el último tiempo ha puesto en evidencia que si
hubiésemos contado con este registro, probablemente se habrían prevenido muchos
de estos aberrantes episodios. La Dra. Ficetti contó que en aquél momento,
dentro del Concejo se alzaron voces en contra de la idea, tildándola de
inconstitucional.
“Escuché mucho la palabra
inconstitucional, todo depende en el derecho desde el punto de vista de donde
se mire. Por ejemplo, todos los comerciantes tienen para defenderse de los
deudores morosos un registro de deudores, bases estadísticos, dentro de una
ciudad, provincia o país. Todo comerciante puede acceder para defender su
capital. Entonces porqué no podemos tener un registro de estas personas para
cuidar y preservar nuestra integridad física. La dignidad de la persona y
muchas veces la vida”, relató la ex Concejal.
Río Cuarto sentó precedentes
Cuando la Dra. Ficetti manifestó
su idea, con anterioridad había investigado antecedentes al respecto y se
contactó con el Concejo Deliberante de Río Cuarto, donde ya contaban con una
ordenanza. El Dr. Hernán Ternengo, Concejal en aquél momento y psiquiatra, fue
quien presentó el proyecto en aquella ciudad, dijo que los violadores son
enfermos crónicos y su patología es irreversible, por ese motivo debe tener una
mirada o acompañamiento del Estado durante toda su vida. Aun así, este registro
no estaría a disposición de la gente común, sino sólo al alcance de la policía
y la justicia.
“El médico me habló y me definió
la personalidad psicopática del violador, el abusador, que finge ante la
sociedad ser una persona honorable y después adentro de esa persona existe un
monstruo. Hay que ponerse por momento en la piel de esta persona que puede
llegar a excitarse con un niño de tres años. O criaturas que son de su propia
sangre, porque algunos son padres biológicos, tíos, abuelos, hermanos”, explicó
la Dra. Ficetti. En San Francisco se buscaba que este registro fuera de acceso
público y contara con los datos necesarios para identificar al posible agresor
sexual.
Existen muchos organismos y
entidades que colaborarían con el proyecto y además les gustaría implementarlo
a nivel nacional. Es un tema sumamente sensible para la sociedad y
probablemente hoy habría menos voces defendiendo la no estigmatización del violador.
“Hay tantos tipos de delitos así, que se cometen en la vía pública, dentro del
mismo hogar. Pero si un padre es capaz de violar a su propio hijo, también es
capaz de hacerlo con el hijo de un vecino o cualquier otra criatura”, agregó Ficetti.
Datos que irían al registro
El registro hubiese contado con los datos del abusador,
como el nombre y apellido, la dirección, lugar donde trabaja y una foto. Datos que
deberían actualizarse periódicamente, pues uno no sabe si esa persona tiene
contacto con alguno de sus hijos, de esta manera podrían haberse prevenido más
violaciones.
Uno de los argumentos que
formularon para rechazar la idea de la Concejal fue que si se publicaban los
datos de los abusadores, se estaría agraviando a la familia del mismo. Porque se
pondría en evidencia y afectaría la integración social no sólo del delincuente
sino además de todo su grupo familiar. La Dra. expuso que ese garantismo con el
cual se preserva la identidad del violador sería la contracara de la
desprotección que tiene el ciudadano común.
“Una familia que tiene un
abusador cayó en desgracia, pero de la misma manera cayó en desgracia la
familia del abusado. Creo que sobran las palabras ante la realidad social que
existe. Todavía debe haber una cantidad impresionante de casos que se ocultan
en el seno familiar, incluso de madres que son cómplices de su marido o de su
segunda pareja, que saben, que consienten que esa persona abuse de sus hijos”,
recalcó la mujer.
El principal problema que afecta
a la sociedad quizás no sea este, pero forma parte de una cruda realidad que podría
cambiar, contando con herramientas como este registro. La idea podría volver a
tratarse y debatirse, pues cada vez es mayor el número de casos que se conocen. Recordemos que todos podemos pasar una situación de violación, nadie está libre de este flagelo. “En ese momento no se dio y todo quedó en un simple deseo mío, en la
posibilidad de haber podido contribuir con la sociedad”, finalizó algo desilusionada,
la ex Concejal Ficetti.
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