El Senado sancionó la ley de muerte digna, la que aun muchos no comprenden y algunos confunden. Se trata del derecho que tienen los pacientes terminales, o en caso de inconsciencia, sus familiares de aceptar o rechazar determinados tratamientos médicos. La posibilidad de elegir continuar o no con la vida cuando la persona no tiene chances de mejoría. Asimismo es una ley que genera controversias y discusiones entre los profesionales de la salud y especialistas en bioética.
Lo primero a tener en cuenta es que no estamos hablando de eutanasia, pues este término hace referencia a anticipar o acelerar la muerte de un paciente que manifiesta su deseo de morir. Por lo que es importante saber diferenciar que hablamos de cosas diferentes. En clínicas y hospitales de nuestra ciudad se viven a diario situaciones delicadas con pacientes terminales que no se recuperarán.
El Dr. Javier Maiztegui*, cardiólogo, entre otros, de la terapia intensiva del Sanatorio San Justo, a partir de su vasta experiencia con enfermos terminales nos aclaró algunas cuestiones que por desinformación o información errónea, confunden a la gente. “Desde el punto de vista legal a los médicos nos favorece muchísimo, el no tomar medidas extraordinarias para prorrogar un cuerpo, que uno sabe que con un diagnóstico certero va a morirse a corto plazo”, manifestó el profesional.
En medicina se llama encarnizamiento terapéutico, el mantener un cuerpo por largo tiempo a través de aparatos o tratamientos a veces inútiles. Maiztegui dijo: “Algunos colegas utilizan tratamientos primero costosos y con un fin que muchas veces no saben si le corresponde a ese paciente. No tenemos la verdad, para nada, tampoco somos dioses para decidir por la vida de los demás”.
Sin dudas, enfrentarse a esta situación a diario genera en los profesionales un dilema ético. Cuando el paciente está consciente y conoce la enfermedad que tiene, claro que está en su derecho de decidir qué hacer con su vida. Sin embargo, cuando el paciente no está en condiciones, los médicos muchas veces llegan al encarnizamiento durante largos meses.
Sufrimiento familiar
Una de las dificultades más importantes a las que el médico debe enfrentarse es a las familias que acompañan al paciente. “Hay familias que sufren años y años y dejan de vivir ellos, padres, madres, hermanos, dejan de vivir ellos para mantener un cuerpo y yo no sé si un cuerpo es un ser humano. Un ser humano es la totalidad, el cuerpo, la mente. Cuando la mente deja de funcionar y mantenemos un corazón y unos pulmones, eso me parece totalmente indigno”, explicó el doctor.
Según el profesional, es difícil cuando uno lo habla con los familiares, porque la familia no es uno solo, dentro del grupo familiar va a tener diferentes opiniones. En la práctica médica, durante veinte años que estuvo en la terapia intensiva, con pacientes críticos, pudo observar que se repetía una situación. “Están los hijos que vivieron con la persona y los hijos que nunca estuvieron, estos últimos son los primeros en hacer problemas, que hay que hacerles todo, salvarlos. Y el que lo vivió, lo disfrutó, sabe cómo fue su vida, sabe que cuando se tiene que ir, se tiene que ir”, relató el médico.
“Yo tengo un concepto y eso se lo digo a mis médicos de guardia, que se muera el que se tenga que morir, no lo matemos. Es una aberrancia absoluta y no porque yo sea católico apostólico romano, no pasa por una cuestión de religión o de fe, es una cuestión de humanidad, es un ser humano”, señaló el cardiólogo. Y finalizó, “Creo que en todo esto es fundamental la relación médico-paciente, ir siempre con la verdad, no mentir a la gente. Dentro de lo que uno sabe o puede basarse científicamente, decirle a la gente cuál es el pronóstico de la persona”.
Más allá de las discusiones que pueda promover esta ley, es incuestionable que representa un avance importante en cuanto que el enfermo terminal puede decidir por propia voluntad no prolongar su vida en condiciones inhumanas, evitando el propio sufrimiento y el de las personas que lo rodean. Es importante informar sobre el tema, principalmente, evitando confundir.
*Dr. Javier Maiztegui. Cardiólogo M.P. 20051_ M.E. 6311
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