lunes, 29 de agosto de 2011

OTRO CASO DE FEMINICIDIO. Por no estar casados legalmente, podría salvarse de la prisión perpetua

Ayer se desarrolló la segunda jornada del juicio a Maximiliano Morlacchi, quien en la tarde del 7 de agosto de 2010 en la localidad de Morteros, acabó con la vida de su pareja, Yanina Bustos, en presencia de su pequeño hijo. Un caso más de violencia familiar al extremo, aun así tiene una particularidad que ha sido materia debate en la radio,  pues el imputado y la víctima no estaban legalmente casados. Por dicho motivo, el caso fue caratulado como homicidio simple, lo que dejaría exento de cadena perpetua a Morlacchi.
En el transcurso de la mañana en Tribunales, se tomó declaración a nueve testigos. Entre ellos, dos hermanos del imputado, una amiga y dos primas de la víctima, una vecina de la familia Bustos, la pareja de una tía y la cuñada de Yanina, también una oficial que receptó un pedido de ayuda de la joven. Y por último, solicitado por la defensa de Morlacchi, el Dr. Trucco pidió que se incorpore la declaración del Dr. Mario Vignolo, a cargo de la realización de las pericias y la autopsia.
La primera en prestar declaración en la sala de audiencias fue la amiga de Yanina, Cintia Amado. La joven recordó la relación que tuvo con la víctima y que mientras permaneció en pareja con Morlacchi, ellas dejaron de tener contacto, pues al imputado no le gustaba que se juntara con ella. Cabe destacar, que hacía poco más de 15 días que estaban separados. El último tiempo, cuando la pareja se separó, ellas volvieron a frecuentarse y allí le contó que “él la maltrataba y que la hermana y la madre de él le hacían desprecios”.
También recalcó varias veces que Morlacchi la amenazaba con que él iba a quitarse la vida si ella no volvía. Además la víctima le advirtió en alguna oportunidad que “él no era lo que aparentaba, detrás de esos anteojitos”. Al parecer, el joven la celaba mucho, era muy posesivo con su mujer. Cintia destacó algo muy puntual, dijo que el pequeño no recibía golpes del padre, pero que el día del hecho, el niño estaba muy nervioso y le contaba a la abuela como había sido todo, “papá le hizo así, después así y yo le dije que no le hiciera eso a mamá”.
Luego llegó el turno de los hermanos del imputado, primero Luciano y después Natalí. Luciano relató que ese sábado recibió el llamado de Maximiliano que le decía que había matado a Yanina. Éste viajó hacia Morteros, porque vive actualmente en Sunchales, y allí acompañó a su hermano a entregarse a la comisaría. Declaró que no se veían muy seguido con el imputado, pero sí se hablaban. En una oportunidad le contó que descubrió unos mensajes de texto de alguien a su pareja y eso lo puso muy mal.

A posteriori, su hermana Natalí narró cómo fue aquél día trágico, cuando Maximiliano buscó el auto de su casa con el pequeño hijo y de allí no supo nada más, hasta que recibió el llamado en donde le confesaba que había matado a Yanina. Ella no podía creerlo, quedó consternada hasta que su hermano volvió y le contó lo sucedido. El niño estaba lloroso, triste, no entendía muy bien lo que estaba pasando.
Aproximadamente veinte días antes de lo ocurrido, Morlacchi le sacó el teléfono celular a Yanina y lo llevó a la casa de Natalí para que ésta le leyera los mensajes. Allí descubrió que tenía algún tipo de vínculo con alguien, y que a menudo le enviaba mensajes de texto. “Esto lo hizo sentir muy mal porque él la quería mucho”, comenta la hermana. Los dos hermanos de Maximiliano se mostraron un tanto dubitativos en sus respuestas, pero ambos destacaron que el joven nunca fue violento.
Después fue el turno de una vecina de Olga Bustos, la madre de la víctima, que no aportó datos de gran relevancia, excepto que ese día lo había visto a Morlacchi buscar a Yanina de la casa. Además especificó que lo conocía y que era un buen chico, dijo: “Nunca me esperé esto, me quedé helada”.
Violentas contradicciones
La Oficial ayudante en Morteros, Daniela Vincenti, fue la siguiente en prestar declaración. Una semana antes del homicidio, Yanina había ido a la comisaría porque estaba muy preocupada por lo que Maximiliano pudiera hacer. Varias veces el joven la había amenazado con quitarse la vida si ella no volvía con él. Estaba obsesionado, pues él quería volver pase lo que pase y ella no.
La mujer policía le preguntó a la víctima si ella quería hacer alguna denuncia por violencia, a lo que respondió que no, que con ella no era violento. Sin embargo, la declaración de la amiga reflejaba lo contrario, que Yanina recibía con frecuencia el maltrato de Morlacchi. Además, varios testigos pusieron de manifiesto una pelea que la pareja tuvo en Año Nuevo, el 31 de diciembre de 2009 y él la golpeó.
Declararon también dos primas de la víctima, Micaela y Nair, ambas confirmaron que la joven se escribía mensajes con un chico de San Francisco, después de separarse de su pareja. Las dos afirmaron que él era muy celoso y desconfiado de todo lo que ella hacía, de con quién salía. La primera de las primas, contó que Yanina tenía intenciones de irse de Morteros, porque de otra manera él no la dejaría vivir tranquila.
Por su parte, hubo dos testimonios que fueron sumamente importantes, en primer lugar Cristina Aguirre, la cuñada de la víctima, esposa de Marcelo Bustos. La mujer recordó haber recibido un mensaje de Yanina, donde le decía que estaba mal y tenía miedo porque Morlacchi la había amenazado con matarla y mandar  a matar al hermano.
El otro testimonio importante fue de Sergio Grimaldi, concubino de una tía de Yanina. Este hombre dijo que el imputado le había dicho en una oportunidad, “yo la quiero, si no es mía no es de nadie. Para enderezarla o cambiarla, la voy a cagar a palos”. Al parecer era el objetivo de Morlacchi, amedrentarla, amenazándola e intentando manipularla para que la víctima se quedara con él, aun sin amor.
Ese sábado trágico
El doctor Mario Vignolo, a pedido de la defensa del imputado, declaró al mediodía en la sala de audiencias. Contó que encontraron a la víctima en una alcantarilla por un camino rural a unos kilómetros de la ciudad de Morteros y que la joven había sido estrangulada. Además trajo a colación que el relato espontáneo que realizó aquella tarde era concordante con la pericia psiquiátrica posterior. El médico certificó que presentaba un estado de pasión desenfrenada y planteó la diferencia con emoción violenta. También  aseguró que “Morlacchi no es una persona peligrosa”.
Al finalizar la jornada en Tribunales, el imputado pidió perdón a su hijo, a su familia y a la de Yanina y recalcó: “Nunca quise llegar a esto”. Respondiendo a interrogantes del Tribunal, del Fiscal Pezzano y el Dr Tévez, abogado querellante, explicó paso a paso cómo sucedió el hecho. Iban a un cumpleaños en Brinkmann y a pocos kilómetros de salir, comenzó a hablar de los mensajes de texto y entablaron una discusión. Ella le sacó la llave del auto, se bajaron y él empezó a ahorcarla frente a su pequeño hijo, con una bufanda que ella llevaba puesta. Cuando se dio cuenta que la mujer estaba sin vida, decidió esconder el cuerpo en una alcantarilla. Sin embargo apenas regresó a Morteros se comunicó con sus hermanos y se entregó a la policía.
Luego de un día bastante extenso con las declaraciones, hoy escucharemos los alegatos de las partes y el veredicto final. Veremos si la justicia llega a todos los rincones y ampara a todos por igual. Lo cierto es que Yanina no ya no está, más allá de tener papeles o no de esa unión, su concubino la mató y el pequeño de solo cuatro años presenció cómo su papá iba quitándole la vida a su madre.

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