La falta de combustible en nuestra ciudad se intensifica cada día más. Últimamente es habitual, antes de poder cargar el tanque de nuestro vehículo, debamos peregrinar por varias estaciones de servicio hasta llegar a una donde el cartel de “no hay nafta” no sea la leyenda en los surtidores. El incremento de automóviles y motos, la desaparición de bocas de expendio, la disminución de la producción de petróleo y la imposibilidad de importar combustibles a precios razonables, todas estas variables sumadas dan como resultado un total desabastecimiento.
En San Francisco, como en el resto del país repercute el problema de la falta de combustible, sin embargo no es un problema reciente. Hace más de dos años que se está acarreando con el esta situación y el último tiempo ha sido un tema para preocuparse. Uno de los motivos es que el ritmo de la oferta no acompaña al de la demanda, pues se incrementado notablemente el parque automotor y no así los volúmenes de nafta y gasoil.
Según Héctor Gordo, dueño de la estación de servicio Shell de nuestra ciudad: “El problema es que nunca alcanzó el combustible que se produjo en el país para la venta, siempre se tuvo que importar”. En la actualidad, los altos costos de las retenciones y las amplias diferencias de precios con el mercado externo, hacen que las importaciones deban frenarse, por lo que ha dejado de ingresar al país combustible extranjero.
“Las petroleras no hacen inversiones porque dicen que al precio que se los hacen vender no les conviene. Las refinerías no se encargan de buscar y sacar petróleo porque no les conviene el precio al que lo tienen que vender, entonces lo dejan guardado, básicamente es un problema de precio”, explica Gordo. Además han desaparecido algunos proveedores alternativos que eran importadores, ahí estaría parte del combustible que circulaba en el mercado interno.
Más vehículos que combustible
En nuestra ciudad, cuenta el empresario que la petrolera YPF, como mínimo tres veces por semana le está faltando, y en la Esso se quedan horas sin combustible hasta que les llega el camión. En algunas estaciones de servicio, el consumo de fin de semana los deja desabastecidos, por lo que recién aproximadamente el martes por la tarde les llega el combustible
Es un problema de gran magnitud, porque los damnificados no sólo son los usuarios, sino también aquellos dueños de estaciones que las petroleras no les renuevan el contrato, se ven obligados a cerrar sus negocios. Empresas de cincuenta años, con veinte empleados, es un problema que trae aparejada la desocupación también. Los proveedores tienen un cliente menos en el mercado interno y por una cuestión de precios, les termina favoreciendo.
“No es sencillo para liberarlo de inmediato, porque así liberen el precio mañana va haber que seguir importando, porque agrandar una refinería te lleva por lo menos dos años. Lo mismo que largar las reservas de petróleo, las largarán cuando les permitan vender a 100 dólares el barril´”, argumenta Gordo. Suena lógico que las petroleras no quieran vender a 50 dólares el barril en el mercado interno, pudiéndolo vender a 100 en el exterior.
El gobierno permite exportar, pero deben pagar un 45% de retenciones, entonces los proveedores no lo venden, básicamente porque no les conviene. Mientras aguardan la liberación de los precios, conservan el producto, no lo distribuyen y quienes resultan los mayores perjudicados de aquél proceder, son los usuarios. El gobierno sostiene que lo hace para regular el precio del mercado interno, pero lo que logran con ello es que no haya producto.
Según Héctor, “Cuando asumió Menem la presidencia, el combustible subió un 600% y creímos que no íbamos a vender un litro de nafta más. El susto duró tres días, la gente se acomodó. Tendrán que usar menos el auto. El problema es serio a nivel usuario, en las ciudades grandes, tienen que ir por estación en estación buscando nafta”.
Es una situación que se está dando a nivel nacional y cuanto más lejos esté la estación de la refinería, mayor será el faltante. “Nosotros tenemos transporte propio y eso nos ayuda un montón. Pero los que dependen de un transportista, de que la petrolera le entregue o no combustible, se quedan sin, tres veces por semana”, manifiesta el hombre.
La hora de las motos
En San Francisco hay muchos autos, no sólo se nota en la calle sino también a la hora de encontrar un lugar para estacionar. Sin embargo, es notoria la gran cantidad de motos que circulan por la ciudad. Según la Dra. Josefina de Colombero, encargada del Registro de motos, “Se patentan un promedio de 100 a 120 motos por mes”. Lógicamente no todos los meses se registran esa cantidad. “Hay meses que se registran hasta 180 y otros, como el mes de julio en el que no patentamos ninguna”, comenta la mujer.
Son cifras altísimas, hay en promedio, aproximadamente una moto por habitante. “Acá capaz que en una hora paren a cargar combustible 600 motos”, cuenta Gordo. Con este número podemos inferir que alrededor de 10.000 motos carguen combustible a diario en esta estación de servicio, entre San Francisco y Frontera.
Sin dudas, es un gravísimo problema que no solo atañe a los propietarios de vehículos, sino también a los dueños de expendedoras que se ven obligados a mermar sus ventas y en última instancia a cerrar su negocio, con ello se queda él sin trabajo y deja a sus empleados en la misma situación. También es difícil para los cientos de camioneros que quedan varados en la ruta, sin poder movilizarse. Por lo visto el panorama no es muy alentador, será cuestión de esperar, aun así, en tiempo de elecciones nada es imposible.
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