Víctor y su socio vivieron casi dos años soportando el mal proceder de una multinacional que está instalada en nuestra ciudad. Este monstruo se apropió no sólo de su dinero sino de sus logros, expectativas y sueños y de todo aquello que habían construído. Hoy Víctor y su familia sobreviven por el esfuerzo y la necesidad de salir del pozo, que Supermercados Día % no dudó en cavarles.
Hace seis años que este hombre oriundo de la localidad de La Francia está radicado en San Francisco junto a su familia. Desde fines de 2008 y hasta principios de marzo de 2010, vivió una pesadilla, cuando tomó la concesión de la carnicería del supermercado. Él y su socio se sintieron atraídos por la posibilidad de trabajar allí, pues el cajero se encargaba de cobrar, al finalizar la jornada le rendían cuentas por medio de tickets y les liquidaban por sistema directamente a la cuenta del banco.
Esta sociedad se hizo cargo de ocho carnicerías en la provincia y dos en Santa Fe. Cuando comenzaron al frente de la concesión compraron balanza, cuchillos y demás insumos, aparte de la mercadería. Las primeras rendiciones de cuenta del supermercado eran exactas y todo marchaba bien, sin embargo en corto tiempo, empezaron a depositar menos dinero del facturado diario.
El hombre, dueño de Hiper Carnes en nuestra ciudad, con un poco de bronca, dolor y tristeza, dice: “Yo cuando tomé la concesión no lo hice pensando que me iba a llenar de dinero, como todos, queremos crecer. Ellos cobraban, me mandaban los resúmenes con las cuentas, tenían supervisores, tenían todo el circo armado”. Sin dudas ofrecen más de lo que dan, pues es erróneo pensar que por ser una gran empresa, tendrán mejores controles.
Daños, perjuicios y más
El grupo Carrefour, al que pertenece Día %, tiene todo dispuesto para robar al concesionario, ya que no fueron la única sociedad estafada. Cuando se iba una empresa, venía otra y otra luego, pues para ellos no representaba ningún problema. Diariamente en el ticket que les daban de las ventas, figuraban 200 o 300 pesos menos de lo que ellos habían pesado y vendido. Algo estaba sucediendo, porque la carne no estaba y el dinero tampoco. Esta situación fue recurrente durante un largo tiempo.
Víctor y su socio hablaron con Lucio Seijas, el gerente del área carnes del supermercado y éste se negó a colaborar, argumentando que “él no podía educar a todo el mundo”. En ese momento lo dejaron pasar, pero en los días subsiguientes el faltante de dinero no mermaba. El señor Seijas era en ese momento quien estaba a cargo del área carnes de los súper de todo el país. Las quejas y reclamos empezaron a hacerse por mail, sin recibir respuesta alguna. Uno de los correos respondido por el gerente, exigía a los concesionarios no enviar las quejas con copia a ninguna otra área, solamente a él.
El contrato que la sociedad firmó en Buenos Aires para comenzar a hacerse cargo de las carnicerías, era por tres meses y se renovaba automáticamente. Los mails eran cada vez más seguidos, llamadas telefónicas y ninguna respuesta. El dinero que les faltaba, estaba destinado a pagar a empleados, proveedores y otros gastos. Lógicamente tener esta concesión no era conveniente ya que no les estaba generando ingresos.
“Lo que nos provocó Día, todo lo que fuimos construyendo de a poco tuvimos que venderlo, perjudicó nuestro negocio y nosotros perjudicamos a nuestros proveedores, miles y miles de pesos. Nunca en mi vida soñé deber 150.000 pesos a un exportador número uno de la provincia de Córdoba”, relata con bronca Víctor. Y agrega: “Esta empresa para mí no era un sueño ni mucho menos, pero todos queremos crecer y era una forma de hacerlo”.
El 2 de febrero del año pasado, el súper permanece cerrado por tres días. Cuando abrieron, la carnicería sólo trabajó por la tarde, en el ticket final de esa jornada que les dieron los de Día, figuraba un monto de 499 pesos. Sin embargo, se vendió 686 pesos. “Nosotros mandábamos la carne y no veíamos la plata ni la carne tampoco. Todo fue un efecto dominó, se me cayó una carnicería y empezaron a caerse todas”, cuenta Víctor.
Ladrones sin armas ni capuchas
Tiempo después, Seijas les ofreció hacerse cargo de ocho fiambrerías, porque quien estaba al frente se retiraba por problemas de salud. El fiambrero que se iba, les dijo que les convenía agarrar porque si lo rechazaban, les advirtió que Lucio se ponía un poco reticente con ellos. “Nos presionaban, entonces terminamos tomando la fiambrería, nos obligaba a que le compremos las herramientas y la mercadería en stock, de una forma u otra teníamos que hacer negocios con ellos”, afirma el carnicero.
Con la concesión de la fiambrería, acarrearon mayores problemas, pues les obligaron a comprarle los insumos, materiales y la mercadería al fiambrero anterior. A la semana siguiente, el supervisor les retiró esta mercadería para descartar, porque estaba próxima a vencer.
“Intentamos dejar algunas carnicerías, al menos las que no nos convenían económicamente y Seijas me dijo que no, que si dejaba una tenía que dejar todas”, explica Víctor ante la pregunta de por qué no cortaba relación con Día. Por supuesto el hombre no podía arriesgarse a dejar todos los locales, ya que la deuda que le había ocasionado este robo superaba el medio millón de pesos. Después el encargado de carnes le propuso que dejara los locales que él le decía, ya que el nuevo concesionario debía encontrarse con un panorama óptimo.
Víctor recibió amenazas si no aceptaba el trato de dejar las carnicerías más redituables. Le decían que si no accedía, no recibiría el pago de la semana, más de 40.000 pesos que en palabras del mismo damnificado, “le tumbarían las cuentas”. En una reunión, frente al nuevo concesionario, un hombre de Justiniano Pose, Seijas le dijo que tenía que venderles las herramientas al nuevo en 6000 pesos, una cifra ilógica teniendo en cuenta que Víctor y su socio realizaron una inversión de 15.000 pesos. De igual modo lo amenazaron con quitarle todas las carnicerías si él se atrevía a dejar las fiambrerías.
Como la gota que rebalsó el vaso, recibieron el ticket con los totales que venían de la carnicería de Oncativo, a nombre del concesionario anterior. Es decir, que todo lo facturado iba a parar a la cuenta de Claudia Copari. Por tres meses el dinero que les pertenecía fue transferido a otra persona y nunca recibieron ninguna justificación por este mal proceder.
Llegando a marzo de 2010, el hombre le dijo al representante de la multinacional, que iba a dejar porque no aguantaba más. Debió mentirle que dejaba todo así, que no iba a hacer problemas, que se iba sin nada, para que le permitieran romper todo tipo de vínculo con Día. Sin embargo, Víctor no se quedó cruzados de brazos viendo como le arrebataban todo lo construido e inició acciones legales, para reclamar lo que le pertenece y el daño que le ocasionaron.
Algo huele mal
Los dos Supermercados Día % en San Francisco, uno ubicado en el centro de la ciudad y otro por calle 1º de mayo, ofrecen al público buenas ofertas, grandes descuentos y una marca propia del comercio, que vende productos de primera necesidad a un precio muy bajo. Todo hasta ahí parece ser una opción conveniente y hasta agradable, sin embargo detrás del telón hay cuestiones que el cliente omite y que hacen a la reputación e imagen de la multinacional.
Durante el año 2010 sucedieron en nuestra ciudad y más precisamente en el local del supermercado Día % sito en la calle 25 de mayo, dos hechos que fueron ocultados o simplemente pasaron inadvertidos. En el mes de febrero, el local fue cerrado por la Municipalidad. Sin embargo, lejos de la faja de clausura, el municipio le dio la posibilidad de limpiar todo en tres días y colocar en la puerta un cartel con la leyenda “cerrado por remodelación”.
Les permitieron limpiar y arreglar todo en unos días, sin clausurarlo y además y principalmente sin que esto trascendiera. Concesiones que no tienen por supuesto con otros locales más pequeños, de barrio o para hacer un paralelismo, con los supermercados de origen oriental. Estos últimos tuvieron clausuras y diferentes trabas para abrir los locales, cosa que no sucedió con esta multinacional.
En junio también ocurrió algo que fue tapado por muchos, principalmente por Día %. Una mañana mandan las medias reses y cuando las estaban poniendo en la cámara, colgándolas, el carnicero cayó para atrás y se golpeó severamente. “La caída no pasó a mayores de milagro”, cometa Víctor. La carnicería estuvo cerrada por un mes y la Municipalidad no realizó ningún informe, ni inspección y jamás se conoció lo acontecido. Según el carnicero, la cámara no estaba en condiciones para ser habilitada, ya que pudo por poco morir un hombre aplastado.
Con o sin armas, esta multinacional supo cómo llegar al bolsillo de Víctor y su familia. Esta estafa le costó no sólo dinero, sino pertenencias embargadas, malestar con sus seres queridos y problemas de salud. Hoy el hombre mira hacia adelante, con su mujer y sus hijos trabaja incansablemente para vivir de forma digna y saldar sus deudas, mientras el monstruo no descansa y busca su próxima presa.
asi nos hechaban la culpa a los cajeron q no facturabamos la carte!! nos trataban de ladron... trabaje un año y 8 meses en el supermercado Dia% ubicado x saens peña, en la caules 8 meses trabaje como encargado y se todos los movimiento de ahi adentro!!
ResponderEliminarlo más extraño es que la Municipalidad no se ocupe de inspeccionar, la mugre, la mercadería vencida que está en las góndolas, y además la mayoría de las ofertas no se encuentran en góndola, además de la pésima atención.
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