miércoles, 30 de mayo de 2012

QUINCE FAMILIAS CERCA DEL DESALOJO


Hace aproximadamente dos semanas, un abogado, un arquitecto del gobierno de Córdoba y gente de la municipalidad visitó a las quince familias que viven en el viejo edificio de Tribunales. Les mostraron un papel que debían firmar, donde constaba que a partir del mes de mayo tenían sólo algunos días para buscarse residencia y que iban a recibir mensualmente 1000 pesos por dos años, hasta que estuvieran construidas las casas que les tocarían a ellos. Todas las familias firmaron el documento y hoy, muchos de ellos arrepentidos, desconfían que se cumpla.



La principal preocupación de estas personas es que no saben a dónde irán a vivir cuando llegue el desalojo. Pues hay tres cosas ciertas, una es que no les alquilan sin garantía ni recibo de sueldo, otra es que con mil pesos no les alcanza, pues recordemos que algunas familias las constituyen solo tres personas y otras tienen más de diez integrantes. La tercera es que las casas prometidas seguramente tardarán en llegar, si es que algún día llegan.
Quienes se acercaron al lugar con este documento en mano, lo hicieron justificando que la urgencia se debía a que los niños no pueden vivir allí, ya que en cualquier momento puede caerse un techo o una pared. Algunos de los vecinos, plantearon la posibilidad de que esos mil pesos fueran pagados a las familias en materiales de construcción para que cada uno edifique su casa, sin embargo, les manifestaron que no se podía porque en primer lugar no cuentan con lotes y en segundo lugar, porque debían desalojar lo antes posible.


La situación que atraviesan los vecinos en el edificio es sumamente desesperante porque ya no tienen vuelta atrás, los sostenes de familia son albañiles y changarines que no cuentan ni con recibo de sueldo, ni mucho menos con un salario estable. Los ex tribunales se están viniendo abajo, más del 50% que habita son niños, la humedad, el frío y la lluvia no dan tregua. Es necesario buscar una solución viable que les permita vivir de manera decente, pues habitar ese derruido, contaminado y sucio edificio ni cerca se encuentra de una condición digna.

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